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Reseña HistoricaLos inconvenientes que se generan en la comercialización de "commodities" de producción estacional dieron lugar, a lo largo de la historia de la humanidad, al desarrollo de múltiples modalidades de contratación que culminaron con la creación de los mercados de futuro.Un caso típico lo constituyen los cereales y las oleaginosas de producción anual, cuyo ciclo se caracteriza por una abundante oferta durante la época de cosecha, una progresiva disminución de las existencias a medida que transcurren los meses y una escasez de mercadería en el período inmediato anterior a la nueva recolección. Este cuadro, influido además por los factores climáticos y por los problemas propios del almacenamiento, conservación y transporte de los granos, provocaron desde los orígenes del comercio organizado incertidumbres tanto para el comprador como para el vendedor en lo referente a los precios de la mercadería.Todo el desarrollo y la estructuración del comercio, desde el régimen de simples trueques directos hasta la formalización de las primeras bolsas, dio base a la reglamentación del mercado de disponible o mercado físico ("cash market" o "spot market").La característica de tales operaciones era que las partes contratantes debían concertar en cada negocio no sólo la cantidad y el precio, sino también la calidad (normalmente basada en muestras), el lugar y forma de entrega, el plazo de cumplimiento, el medio de transporte, etc. Con tantos detalles a ser previamente convenidos y luego cumplidos, el número de conflictos aumentaba en razón directa al crecimiento e internacionalización del comercio.Alrededor del siglo XVIII las bolsas fueron estructurándose para solucionar los problemas generados por la pujanza de los mercados. Sin embargo a pesar de las diversas reglamentaciones y acuerdos, la estacionalidad de los productos agrícolas llevaba a un verdadero caos.Para superar este estado de cosas, hacia 1730 comenzaron a utilizarse los "forward contracts", es decir los contratos para entrega futura, que viabilizaban la colocación de productos a mediano y largo plazo, procurando evitar los excesos de oferta en épocas de cosecha y la escasez durante los períodos de entre cosechas. De esta manera, vendedores y compradores acordaban el volumen de grano a entregar en un mes futuro, pero no se convenía el precio, que quedaba sujeto a los vaivenes de la coyuntura de oferta y demanda. La multiplicidad de incumplimientos y los inconvenientes generados por la oscilación en los precios de los productos, determinaron la necesidad de buscar otro tipo de soluciones. Nacen así, a comienzos del siglo XIX, los contratos "to arrive" (por llegar o al llegar), en los cuales se fijaba el precio de la mercadería desde el momento de su concertación hasta la entrega final. Si bien se ofrecía más seguridad en cuanto a evitar las fluctuaciones de precios, persistían los riesgos e incertidumbres en cuanto al cumplimiento de la entrega por parte del comprador en caso de caída de precios. Asimismo, cada contrato concertado individualmente y la falta de estandarización impedían la transferencia de los derechos y obligaciones asumidas a otros comerciantes.Los inconvenientes mencionados determinaron la aparición de los contratos a término que surgen como una evolución de los "forward contracts" y de los contratos "to arrive". Estas operaciones tienen sus orígenes durante la guerra civil americana en vista a los graves problemas de oferta y demanda. El contrato a término se caracterizó como un acuerdo en firme para la entrega y recibo en un mes futuro y predeterminado, de una cantidad de mercadería estandarizada en cuanto a calidad, cantidad y lugar de entrega , con la posibilidad de liquidación en cualquier momento previo al vencimiento mediante la realización de una operación inversa.

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